La Toma de Zahara en las navidades de 1481 por el alcaide de Ronda motivó la unión de todos los nobles andaluces para luchar contra los granadinos. Pensaron responder con un contragolpe tomando una plaza importante y, aunque estratégicamente fuera poco conveniente porque costaría mucho esfuerzo mantenerla y abastecerla, Juan Ortega de Prado, natural de Cuenca y vecino de Carrión eligió a Alhama de Granada, “porque su situación y fortificaciones les hacían descuidar la vigilancia«, confiados en que por la proximidad a Granada y por los seguro de su emplazamiento nada tenían que temer del enemigo.
Se mandaron mensajeros a toda la Andalucía cristiana y está documentado que el 18 de Enero de 1482 se pagaron 2.200 maravedís a varios mensajeros para que recorrieran todas las villas de la sierra de Aroche y Constantina llamando gente para la expedición.
Don Diego de Merlo, representante real en Sevilla, autorizó la expedición, bajo la dirección de don Rodrigo Ponce de León, II marques de Cádiz, porque tenía experiencia en las luchas fronterizas y disponía de tropas preparadas en la lucha contra los granadinos. También participaron los alcaides de Antequera, Archidona, Arcos, Carmona, Jerez, Marchena y Morón; don Pedro Enríquez, adelantado mayor de Andalucía y tio de don Fernando, don Pedro Estúñiga y don Martín de Córdoba. Las tropas se concentraron en Marchena.
Valera dice que el primer día de la partida de Marchena llegaron a Osuna, el segundo a Fuente Piedra y el tercero al arroyo del Cuervo donde pararon y prepararon la batalla. El resto del trayecto, por territorio granadino, lo realizaron de noche y antes del amanecer llegaron a Alhama de Granada.
Pulgar cuenta como fue el asalto: «El marqués de Cádiz y Diego de Merlo ordenaron que se apearan doscientos escuderos y caminaran uno en pos del otro separados por una distancia de dos lanzas; delante iba Ortega de Prado con los hombres que iban a realizar la escalada y los peones que portaban las escaleras. Mientras, el resto de la tropa esperaba. Ortega de Prado subió el primero y después quince escuderos, uno de los cuales era Martín Galindo. Entraron en la barbacana, escalaron el muro principal de la fortaleza y mataron al hombre que lo guardaba y a otro que encontraron durmiendo y después recorrieron toda la fortaleza y abrieron las puertas para que entrara el marqués de Cádiz con los caballeros y toda la tropa que podía caber en el castillo. Era el veintiocho de Febrero de 1.482.»
Aunque la estrategia final de la guerra de Granada consistió en tomar primero la parte occidental del reino; esta plaza, de gran valor estratégico por su situación y fortaleza se conservó durante toda la guerra, con gran esfuerzo y soportando hasta tres asedios de los granadinos. Muley Acén también intentó recuperar la ciudad por vía diplomática llegando a ofrecer 30.000 doblas de oro, Zahara y la liberación de todos los cautivos cristianos que tenía en su poder.
Lucio Marineo Sículo cuenta como el marqués de Cádiz comunicó por carta a los Reyes Católicos el éxito de la toma y don Fernando le contestó, con otra carta, diciéndole que partía hacia Córdoba con la voluntad de conquistar todo el reino granadino.