Tras el acto de la rendición el día 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos regresaron a Santa Fe donde permanecieron varios días mientras se producía la salida de Boabdil de La Alhambra y toma y control de ésta y de toda la ciudad de Granada por parte de las tropas cristianas.

Finalmente, el día 5 de enero según unos, y el día 6 según otras versiones, tuvo lugar la entrada de los Reyes Católicos en la ciudad.

Abría la marcha de la comitiva una escolta de caballeros seguida por el príncipe don Juan, acompañado por el cardenal Mendoza y fray Hernando de Talavera. Un poco más atrás, los reyes con todo el acompañamiento que cabe suponer.

La comitiva partió del Real de la Vega en Santa Fe hacia Granada y entró por la puerta de Elvira, siguiendo hasta la Calderería y la calle de San Juan de los Reyes, donde actualmente se encuentra la Iglesia de San Juan de los Reyes. Desde aquí bajaron hasta la hoy llamada Plaza Nueva para subir por la cuesta de Gomérez hasta la Alhambra. Recorrieron todo el recinto, con sus torres, palacios, jardines y fortalezas, y quedaron maravillados de su belleza.

Una vez en la sala de Comares, en el trono que el conde de Tendilla les había hecho preparar, dieron su mano a besar y dispusieron los capitanes que habían de hacerse cargo de la defensa de las distintas torres.

Cabe destacar sobre la anteriormente citada Iglesia de San Juan de los Reyes que posee un extraordinario valor por tres motivos. En primer lugar por que fue construida sobre lo que era la mezquita de los conversos cristianos, en segundo lugar por por ser el primer espacio consagrado como iglesia por los Reyes Católicos, y por último por conservar restos notables del alminar almohade, con decoración y estructura semejantes a la Giralda, lo que constituye un hecho excepcional en la ciudad. Este alminar es el único resto conservado de la mezquita de los Conversos (Masyid al-Taibin).

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Romance de la entrada de los Reyes Católicos en Granada

En la ciudad de Granada
Grandes alaridos dan
Unos llaman a Mahoma
Otros a la Trinidad
Por un cabo entraban cruces
De otro sale el alcorán;
Donde antes oían cuernos
Campanas oyen sonar.
El Te Deum Laudamus se oye
En lugar de Alhá Alhá
No se ven por altas torres
Ya las lunas levantar
Entra un rey ledo en Granada
El otro llorando va
Mesando su barba blanca
De esta forma vino a hablar:
Oh, mi ciudad de Granada
Sola en el mundo sin par
Donde toda la morisma
Se solía contigo honrar
Bien ha setecientos años
Que tienes cetro real
De mi famoso linaje
Que en mí se vino a acabar.