Tras las negociaciones secretas entre Abulcacin y Aben Comixa del lado de los musulmanes, y Fernando de Zafra por parte cristiana, el viernes 25 de Noviembre de 1491 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe y se concedió un plazo de dos meses para la rendición de Granada.Este documento recogido en 77 artículos contenía los acuerdos alcanzados entre los Reyes Católicos y el Rey Boabdil el Chico, como se le solía llamar, por el que éste último renunciaba a la soberanía del Reino Nazarí y los reyes cristianos se comprometían a la tolerancia con el pueblo musulmán. Fue entonces por lo tanto cuando se puso fin a la Guerra de Granada.
Los rumores difundidos entre los granadinos sobre los pactos provocaron tumultos en algunos barrios de Granada que fueron sofocados, tanto por los fieles de Boabdil, como por los cristianos y también mediante la entrega de dinero; se dice que Abulcacin recibió mil doblas para contentar a los que habían ayudado así como a los inconformes.
Fijada la fecha de la rendición, y por consejo de Boabdil, se acordó que un grupo de soldados cristianos entrara en Granada y ocupara secreta y discretamente la Alhambra, misión que encargaron los reyes a Gutierre de Cárdenas. Conocida esta ocupación en el campamento de Santa Fe, se vistieron las tropas cristianas con las mejores galas, interrumpiendo así el luto que había por el fallecimiento de don Alfonso, esposo de doña Isabel, hija primogénita de los reyes y emprendieron la marcha hacia Granada para el encuentro con Boabdil.
A las 3 de la tarde del día 2 de Enero de 1492 ocurrió el encuentro entre Don Fernando y Boabdil: éste es el motivo por el cual todos los años, a esa hora, las campanas de la Catedral de Granada tocan tres campanadas.
Discrepan las fuentes sobre la comitiva cristiana, unos dicen que los reyes estuvieron juntos en el encuentro con su corte y acompañantes, y otros, que doña Isabel con sus hijos y el cardenal Mendoza se quedaron atrás y vieron los actos a distancia. Hernando de Baeza coincidiendo con Rodríguez de Ardilla dice que “el Rey Católico había llegado a un lugar, cerca de Granada, en el arenal del Genil, donde ahora está la ermita de San Sebastián el Viejo, mientras que la reina estaba en Armilla».
Por parte de Boabdil, cuenta Lucio Marinero Sículo que «el Rey que entonces, acompañado con 50 de caballo, le salió al camino. El cual con gesto triste y la cabeza baja, que parecía que lloraba, porfió de besar la mano del rey, y su alteza la tiró fuera y no se la quiso dar y le recibió con mucha benignidad. Y pasadas de ambas partes pocas palabras, por intérpretes, se fue a la reina que con sus hijos y con el cardenal y con otros cabelleros y capitanes venía con el rey, e hizo lo mismo. Al cual su alteza con igual benignidad recibió».
Hernando de Baeza cuenta que Boabdil salió de la Alhambra, ese mismo día, en una mula, con cincuenta caballeros “y cuando un trecho pequeño de Granada llegó al Rey Católico, le señaló Gonzalo Fernández cual era, y entonces sacó el un pie del estribo, y con la una mano quitó el sombrero”.
También hay discrepancias sobre las palabras que dijo Boabdil que, según Baeza, fueron: “Toma, señor, las llaves de Granada; que yo y los que estamos dentro somos tuyos”. Según Fernández de Oviedo “El rey moro le besó el brazo, y el Rey Católico le abrazó. Y el rey moro besó unas grandes llaves que tenía en la mano y dijo: Señor, estas son las llaves de vuestra Alhambra y Granada: yo, señor, y reciuillas”. Rodríguez de Ardilla añadía que también se dijo “Mucho te quiere Dios; estas son las llaves del paraíso”.
Volviendo a la versión de que en el momento de la toma, los reyes cristianos estaban juntos, Bernáldez, Santa Cruz y Valtanás, dicen «el rey recibió las llaves y se las dio a la reina, y esta al príncipe Don Juan, y Don Juan al Conde de Tendilla».
Tras este acto y se dice que por motivos de seguridad, los reyes regresaron a Santa Fe y no volvieron a La Alhambra ni a Granada en ese día.