Granada, a lo largo de la historia ha cautivado a gran multitud de civilizaciones que no quedaron indiferentes ante la majestuosidad de esta ciudad, a su paz, belleza y entorno excepcional.

Uno de estos pueblos que pasaron por Granada fueron los judíos, estableciéndose concretamente en lo que hoy conocemos como Barrio del Realejo.

Y no escogieron mal lugar, muy próximo a La Alhambra y con un sinfín de lugares de interés, El Realejo es uno de los barrios con más historia y belleza arquitectónica de toda la ciudad. Este pueblo quiso formar parte de la historia de Granada y lo consiguió dando forma a este enclave tan peculiar.

El Realejo además, vió crecer a grandes figuras de origen judío que dejaron huella en nuestra memoria. En una de sus principales entradas nos encontramos con la estatua de Yehudá ben Saúl ibn Tibón, judío, granadino, médico, filosofo, poeta y patrón de los traductores al ser el fundador de la dinastía de los Tibónidas. Yehudá nos da la bienvenida y nos invita a adentrarnos en el que fué y es una de las joyas granadinas…

¿Cómo no amar a esta ciudad?, ¿Cómo permitirse el lujo de no visitar y conocer cada rincón de la misma? Ya lo decía Washington Irvin: “Todas las ciudades tienen su encanto, Granada el suyo y el de todas las demás”.No dejéis que os lo cuenten, es un regalo para la vista que no podéis rechazar!

Os esperamos…