Situada en el centro de Granada y muy cerca de una de las principales calles de la ciudad (Gran Via), la catedral se levanta majestuosa muy por encima del resto de edificaciones que la rodean.
Construida entre 1526 y 1561 con un fuerte poder simbólico ya que representaba la victoria de los Reyes Católicos ante el imperio árabe que habitaba Granada.
En un principio, el proyecto de esta construcción cayó en manos de Enrique de Egas. Éste arquitecto imaginó una catedral de estilo gótico pero todo quedaría ahí, en su imaginación..
Cuando sólo llevaba tres años de construcción, el emperador Carlos V, decidió parar la obra ya que su intención era “modernizarse” y probar con un estilo renacentista propio de la Europa de aquella época..
Para éste nuevo proyecto entra en escena un nuevo arquitecto, Diego de Siloé, quién tuvo el privilegio de acabar la obra y levantar la catedral que hoy nos encontramos en Granada.
No es muy común encontrar catedrales que abarquen diferentes estilos arquitectónicos. La catedral de Granada quedó terminada con ambos y esto la hizo más especial aún.
50 años más tarde, la fachada sufrió algunos daños y necesitó una reforma que acabaría realizando un famoso arquitecto, escultor y pintor llamado Alonso Cano que no sólo realizó dicha reforma en un nuevo estilo barroco, sino que también aportó sus habilidades para realizar diversas obras pictóricas y escultóricas que quedarían expuestas dentro de la misma catedral.
Y asi fué como quedó nuestra hermosa catedral y así continua hoy en día, con tres estilos diferentes que le dan una belleza especial y que la convirtieron en un símbolo con un valor excepcional.
Todo aquel que dé un paseo por sus alrededores y tenga la oportunidad de observar su fachada, tendrá la oportunidad de ver los Vítores que la adornan. Para los ojos inexpertos no son más que simples pintadas que bien recuerdan a los graffitis que se pueden observar en cualquier ciudad del mundo. Estos Vítores eran realizados en su mayor parte por licenciados que al obtener su título decidían plasmarlo como regocijo de su éxito. Al igual que en otras catedrales españolas como las de Sevilla y Salamanca, la catedral de granada quedaría cubierta con estas pintadas y así las podemos observar todavía en nuestros días.
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